Y no, no se me van.

No se me van las ganas de seguir queriendo como cuando los daños no había hecho mella.

No se me van.

No se me van las ganas de amar a lo salvaje. Las ganas de ser amiga incondicional. De esas que lo dan todo, de las que te abrazan y de las que nunca se irán.

No se me van las ganas de querer sentir tu piel, su piel y la mía.

No se me van.

No va conmigo este rollo que se supone de adultos de que cada uno tiene su vida y estar desconectado es lo normal. Que cada uno tiene sus cosas y dicen que es lo normal.

Que lo normal es estar rodeado de personas y no saber cómo están.  Que verte a los ojos y que no me veas, no verte, es lo normal.

Que chateemos y no hablemos. Que no haya piel.

Lo siento, pero conmigo no va.

Eso de que la distancia es impedimento. Que si no te veo no estás. Que cierro, corto, me aparto y así parece que no importa.

Lo siento, pero conmigo no va.

Soy de esas personas intensas e ilusas que siguen creyendo que la conexión a lo bestia existe.

Que los amigos del alma son reales.

Que cuando se ama se hace posible.

Que hay personas que son hogar.

Que si quieres a alguien lo ves. Que siempre se puede.

Que los pequeños detalles cuentan.

Que querer con el alma es lo más grande.

Eso sí que me va.

Soy de esas personas que siguen creyendo que el amor no se dice. El amor se hace.

Decirte mucho y no hacer nada, lo siento, pero eso conmigo no va.

Soy de quererme mucho e irme de donde no me quieran igual.

Porque el amor por el amor de verdad,

Ese…

Ese sí que no se me va.